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sábado, 4 de agosto de 2012

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Hola a todos.
Regreso a este sitio después de unos días que estuve fuera, fuera de la ciudad, de mi rutina, del típico encierro en mi casa que parece interminable. Las largas tardes frente al computador esperando a que algo emocionante suceda, o en la televisión cambiando canales hasta encontrar alguna serie o película interesante que evita que me aburre. No quería estar durante mis vacaciones en la cárcel de mi casa, de mi rutina, de mí mismo. Quise salir. No escapar, solo alejarme. Quise que me extrañaran, pero más que nada era una ruta de salida para pensar, para purificarme.
Me fui a la capital de mi país, una ciudad alocada y muy bulliciosa. Con autos por todos lados, el humo y la contaminación, las alborotadas calles.. todo eso.
El viaje fue planificado en veinte minutos. Para suerte, estaba yo listo para salir, así que solo coloqué un par de polos, un pantalón y ropa interior en la maleta. Estaba listo en cinco minutos, eran las siete  de la noche y estaba planificado salir a las ocho. Decidí utilizar el poco tiempo alocado que me quedaba para dejarle un mensaje de despedida a ya saben quién.
David, sí.
Estaba molesto con él, hubo un acontecimiento algo desagradable el viernes y había decidido no ingresar a la computadora hasta el regreso a la escuela, mas "por suerte" algo repentino sucedió. Yo estaba realmente enojado, y ya era martes.. casi cuatro días sin hablarle.
Lo extrañaba; sí.
Pero estaba enojado, y no era orgullo; solo era la necesidad de hacer que él entendiera que me duelen algunas acciones suyas y no me las callaré toda la vida para contarlas en el blog. Es desahogarse pero y qué, ¿él no se da cuenta? Eso estaba pensando, pero no sabía que dolería tanto el dejarle de hablar por un par de días.
Ese martes mi hermana ingresó a mi laptop y yo salí con mi hermano a pasear un rato. Cuando regresé (he ahí la razón por la que ya estaba listo para la hora en la que organicé el viaje) ella me dijo que alguien me había dejado un mensaje desde messenger. Miré la pantalla y la ventana era de él. Era un corto mensaje, en el cual no se disculpaba (creo que ni se dio cuenta que había hecho algo malo) pero sí decía algunas cortas frases que me llamaron la atención. No me enternecí porque después que no le hablé durante esos días solo para que él se dé cuenta, no sucedió nada de lo que me esperaba.
En esa "carta de despedida" que dejé le comentaba el lamentable suceso que había tenido lugar, y le decía también lo que opinaba.
Después o antes de eso (no recuerdo con exactitud), entré a mi cuenta de Blogger para publicar unas entradas, y después presioné el botón de apagado del aparato y me retiré.
Salí de casa y fuimos hasta la agencia de viajes, donde compramos los pasajes y salimos de la ciudad, después de unos inconvenientes no importantes que hubo.
Llegamos a la capital y comenzó el alocado viaje. Con mi madre y mis hermanos visitamos todas las tiendas posibles existentes de cada zona, y así fue por tres días. Fue exhaustivo; mas lo acepté, pues yo fui el que aportó la idea y no deseaba echar para atrás la marcha. Lo único que me entristeció fue que el primer día de la travesía había Luna Llena y por la neblina y las condiciones climatológicas de la ciudad no pude llegar a apreciarla.
Estuve escribiendo algunas entradas desde el celular de mi hermano para después publicarlas, así que acabada de publicarse esta, haré lo mismo con las otras.
Durante el viaje, tuve una horrible sensación de asolación, miedo y tristeza.
Lo extrañaba, demasiado.
Jamás me sentí así antes. JAMÁS.
Eso es lo más raro.. jamás había extrañado tanto a alguien en toda mi vida.
Ya estoy en la última parte de la ruta. En el íltimo sitio que visitaría, y ya mañana regreso a mi ciudad.
Me siento raro, y aun no hablo con él.
Saben.. hice todo lo que estaba a mi alcance para poder conversar con él antes que llegue el día del regreso a clases. No lo logré.
¿Por qué deseaba hacerlo? Porque tenía muchas ganas de llegar, verlo, saludarlo, y darle un gran abrazo (y aun tengo esas ganas); porque lo extraño mucho, porque me siento mal. No quería esperar a que llegue el Lunes de regreso a clases, porque sé muy bien que cuando él llegue y lo vea, seguiré con esas ganas, pero cuando me acerque él irá a jugarse y conversar con su mejor amigo, Jorge, y yo quedaré a un lado, a un segundo plano, como un tonto, como siempre.
Eso es lo que no quería.
No conseguí hablar con él y sigo sin hacerlo.
No sé qué más hacer.
Creo que ya no puedo hacer más.
Sigo extrañándolo; y muchísimo.
Atte, Walther Adkins..

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