Esos malditos grupitos (#3): Anécdotas

Pueden acceder a las dos primeras partes haciendo clic aquí (para la primera) y aquí (para la segunda).

Así fue como me separé de ellos, y fue una triste experiencia, pero me dejan grandes y hermosos recuerdos en mi corazón. Hasta ahora no he encontrado un grupo como ellos, y quisiera hacerlo, pues los extraño. Extraño esa clase de amistad. Walther una vez más quedó solo. Nuevamente tuve que buscar un amigo, y encontré a una persona especial. Su nombre era Mauricio, y es alguien a quien yo guardo en mi corazón, en una sección de los tesoros más hermosos que la vida me pudo regalar. Él llegó de la otra sección con su grupo, y al momento de conocerme me integró con ellos. Esta vez éramos 4: Mauricio, Roberto, Lorenzo y yo. No éramos tan unidos como mi anterior grupo, pero sí existían esos lazos amicales fuertes. Algo que recuerdo muy bien y que también me causa tristeza, es cuando recuerdo que Roberto me tenía un rencor, una antipatía terrible. Entre muchos de las razones que él encontraba para tenerme esos sentimientos, recalcaban dos. La primera razón era que cuando él estaba en la otra sección, el solía ser el segundo puesto en todo, y ya estaba acostumbrado a serlo, pues el primero era su mejor amigo, Mauricio; pero cuando ellos llegaron a mi sección yo era el primero, y seguí siéndolo, Mauricio pasó a segundo (cosa que a él poco le importó) y Roberto pasó a tercero. Él sentía que yo lo opacaba, que me burlaba de él, mas las cosas no eran así. El malinterpretaba la situación más por orgullo que por otra cosa, y a pesar que yo lo intenté todo para caerle mejor, siempre existió ese rencor. La segunda razón, y la que le dolía más, sí era algo más importante. Marco conoció a Mauricio en primero de primaria, y desde ese entonces ellos fueron los mejores amigos. Mauricio sabía que Marco tenía muchos defectos, y uno de los que más odiaba era su orgullo y altanería. Cuando Mauricio me conoció en quinto de primaria, le caí demasiado bien, y nuestra amistad se desarrolló demasiado rápido, y demasiado bien. Las cosas iban cada vez mejor, y él encontraba defectos en mí, pero no tantos ni tan complicados como los de Marco. Poco a poco Mauricio comenzó a pasar más tiempo conmigo, por lo que Marco sintió que yo le había quitado a su mejor amigo, que lo apartaba de él, y yo noté eso. Jamás le conté eso a Mauricio, pero si actué de diferentes maneras para que él pudiera pasar más tiempo con Marco, mas él siempre me buscaba, así que decidí dejar las cosas como estaban. Este grupo era muy gracioso y muy divertido. Todos los fines de semana, TODOS sin excepción nos reuníamos en la casa de Mauricio a jugar, desde canicas, fútbol y trompo, hasta videojuegos en consola o computadora. Los 4 no éramos tan unidos, no era un grupo tan consolidado, éramos mas compañeros que amigos, pero aun así disfrutábamos los momentos de calidad que teníamos juntos. Conservamos el grupo hasta fin de año, y lo continuamos en el 2009, año en el que seguimos todos en la misma sección. Los lazos se fortalecían cada vez más, y las cosas cada día iban mejor, hasta que llegó diciembre del 2009, y nos graduamos en una ceremonia muy bonita, y simbolizaba la finalización de nuestros estudios primarios, y el ingreso a la secundaria. Entonces mis padres me dieron una dura noticia, algo que me dolió, y decidí contárselo primero a ellos, a mis 3. Reuní a Lorenzo, Marco y Mauricio, y les conté sobre la noticia. Me cambiarían de colegio, por diversos motivos. A los 3 la noticia les pareció algo triste, pero me prometieron que las cosas no cambiarían, que iban a continuar como siempre, solo que ahora nos separaría una corta distancia. Llegué al otro colegio, comencé la secundaria, ¿qué creen que pasó? Se olvidaron de mí y de esa promesa que me hicieron. Yo continué buscándolos, pero ellos aparentaban querer alejarse de mí, por lo que decidí separarme de ellos y cortar todos los lazos que me unían a ellos. Dolió, y mucho. Ellos no han vuelto a acercarse, pero sé que, al igual que mi primer grupo, se arrepentirán de haber actuado así. Yo lo sé. Recordar todo eso me da mucha nostalgia y melancolía, nuevamente. Me duele que se hayan olvidado de mí. Duele mucho. Necesito un abrazo, ahora mismo.